ECOS DE ATLANTIS….?
Alia22
Hacia mucho tiempo que habíamos sido advertidos de la catástrofe que se avecinaba, nuestros Hermanos del Templo Oscuro de la Atlántida, habían escudriñado el Tiempo, dándose cuenta que nada quedaba por hacer ya en las islas y que nuestro destino discurría en las tierras más allá del océano. Decidieron marchar cuanto antes para preparar el camino y asegurar la supervivencia de su culto y sus ideas, tomando rumbo hacia el Oeste porque, antiguas tradiciones, se referían al establecimiento de una colonia alienígena, en las islas más allá del Gran Continente, en el Océano Pacífico y querían saber que había pasado con ella y si quedaban restos suficientes que les permitieran la vuelta a casa, la cual nos había sido negada tras la cuarentena.
Transcurrieron largos años desde su marcha, sin que tuviéramos noticias de ellos y pensamos que tal vez se habían equivocado, el futuro está siempre en movimiento, y cualquier pequeña variación puede alterar su curso. Pero las señales empezaron a hacer su aparición., al principio muy sutilmente, mas adelante el cielo, las aguas y el aire nos confirmaban siempre lo mismo. Los hermanos del Templo Rojo de Atlantis, no tenían ninguna duda, nuestra Casa-Isla desaparecía en las aguas y no había nada que pudiera remediarlo y comenzaron a hacer los preparativos para su marcha. Nosotros estábamos muy apenados, pues existían fuertes lazos de amistad, pero nosotros todavía no podíamos irnos. Ellos dieron un plazo en cual nos ayudarían, un plazo que a nosotros se nos antojó corto, para todo lo que quedaba por hacer, pero que marcaba el límite en que más allá, la seguridad no era posible asegurarla.
Los líderes escucharon nuestra predicción, y la población fue informada adecuadamente, desgraciadamente hacia muchos años que nuestro consejo no era tomado en cuenta como antaño. Las líneas de sangre se habían corrompido hasta tal punto, que la mortandad empezaba a hacer mella en nuestras gentes y los seres que nacían no recordaban nada de sus anteriores vidas. En muchas ocasiones los padres acudían buscando nuestra ayuda, pero con el tiempo cada vez venían menos y pasamos a ser vistos, como una rancia aristocracia de extraños ritos y costumbres.
La mayor parte de los habitantes de Atlantis no quisieron abandonar las Islas. La existencia allí era cómoda. Todavía quedaba tecnología suficiente como para hacer la vida muy agradable a varias generaciones. Con su decisión, sellaron nuestro destino, porque nuestro compromiso estaba unido a la protección de cualquier forma de vida y allí debíamos estar nosotros, así habíamos jurado, al hacer nuestros votos, ante el Dios Supremo del Templo Blanco de Atlantis al cual servíamos y no teníamos elección.
No solo pensábamos en los habitantes, también quedaban con ellos sus siervos, cuyo destino ahora estaba entrelazado al nuestro, estos necesitarían de nuestra ayuda para poder escapar. Se habían encargado de hacer las tareas más rutinarias. Algunas maquinas poco a poco habían dejado de funcionar por falta de recursos, y con el transcurrir de los años creímos que lo mejor era utilizar a los nativos de este planeta. No todos estuvimos de acuerdo, sin embargo la posibilidad de estudiarlos en un entorno controlado venció nuestra reticencia inicial.
La despedida de nuestros Hermanos fue muy emotiva, habían hecho todo lo posible por convencernos y sus razonamientos eran todo lo lógicos que cabía esperar como miembros de su antigua raza, aunque ambos sabíamos que cuando la catástrofe aconteciese, la población necesitaría de nuestras palabras y nuestro ánimo en esos momentos de terrible angustia.
Parte de nuestros documentos y libros fueron enviados con ellos en lo que se llamó “La Segunda Migración”. Partieron al amanecer, rumbo a sol naciente, antes de salir nos prometieron dejar señales de sus huellas para podernos reunir después.
Y a sí fue como nos quedamos solos….
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